Historia

Madrid se “suma” involuntariamente al homenaje a José María Soler

Un error motivado por la coincidencia de nombres hace que la madrileña plaza de José María Soler sea diseñada evocando el Tesoro de Villena, cuando en realidad no está dedicada al ilustre investigador villenense, sino a un ex-Teniente de Alcalde de Madrid.
Durante los últimos meses una noticia ha mantenido en vilo a Vicente Prats, siempre preocupado con todo lo que tenga que ver con Villena, y más aún si anda de por medio uno de sus más insignes ciudadanos. En esta ocasión, la alarma saltaba cuando, hace casi un año, el diario El Mundo anunciaba el comienzo de la construcción del llamado “nudo de Costa Rica”, uno de los tramos más importantes en las obras de ampliación y reforma de la famosa M-30 madrileña. El motivo de la preocupación era el siguiente: el famoso “nudo” conllevaba la construcción de un túnel bajo la llamada plaza de José María Soler. Podía ser una coincidencia, o podía no serlo, por lo que Prats comenzó a remover cielo y tierra para conocer el origen de nombre de la citada plaza.

Lamentablemente, toda la ilusión se vino abajo al comprobar, según los datos que existen en el Archivo de la Villa (Archivo Municipal de Madrid), que hasta el 28 de junio de 1963 el lugar se llamaba Plaza de Peonías. En dicha fecha, y merced a un acuerdo de Pleno del ayuntamiento de Madrid, se decidió cambiarle el nombre y ponerle el de José María Soler, aunque dicho nombramiento fue en honor de José María Soler y Díaz Guijarro, en su día Teniente de Alcalde de Madrid y poseedor de la Medalla de Oro de la ciudad.

Misterio resuelto, al menos en primera instancia, porque dicho túnel y la zona ajardinada de nueva construcción que se ha realizado encima han sido recientemente inaugurados por el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, asegurando un periodista madrileño en su crónica, fechada a 24 de abril de 2006, que “admirado quedaría el arqueólogo José María Soler al pasear por la plaza que lleva su nombre, donde se ubica una rotonda formada por tres círculos no concéntricos que recuerdan los hallazgos del Tesoro de Villena”.

Y para terminar de rizar el rizo, otro documento oficial, en esta ocasión emitido por el Área de Gobierno de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras del ayuntamiento de Madrid, solicitado en su día y recientemente recibido por Vicente Prats, señala que el diseño de la plaza de José María Soler es obra del arquitecto paisajista Iñigo Escribano y “efectivamente, está inspirado en las imágenes del Tesoro de Villena”. Según reza el escrito oficial, “esta elección se debe a que el arqueólogo José María Soler, que da nombre a la plaza, tiene en su haber el hallazgo de este Tesoro como uno de sus más brillantes logros en el campo de la arqueología”, explicando a continuación que “la disposición de los elementos en la planta de la glorieta, a base de círculos no concéntricos, trata de sugerir una imagen evocadora del famoso Tesoro de Villena”.

Para rematar la faena, y según ha declarado estos días en prensa Mercedes Jack, ingeniera de Caminos perteneciente a la Dirección de Obras de Madrid Calle 30, “lo que hicimos fue averiguar quién era José María Soler y qué había descubierto para poder incluir en la rotonda un diseño que se identificara con él”.

Error en la investigación
La conclusión a este embrollo, que deberán solucionar las autoridades madrileñas si es que algún día llegan a tener conocimiento de lo sucedido, es obvia: Efectivamente, y aunque sea por un error histórico de coincidencia de nombres, el formato que se ha dado a la plaza quiere evocar el Tesoro de Villena, haciéndose además en la creencia de que quien da nombre a la plaza es el insigne arqueólogo e ilustre investigador villenense José María Soler García, cuando en realidad el “titular” de la plaza no es otro que José María Soler y Díaz Guijarro, ex-Teniente de Alcalde de Madrid.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba